Un buen comienzo podría ser la técnica de la mesa. Esta técnica se basa en escribir justo en la parte más cercana a tu panza de la mesa algún apuntillo de apoyo, a lápiz y muy flojito, ya que en el caso de que el profesor te indique que te levantes o cualquier otra cosa que se le ocurra, puedas pasar tu mano sudorosa por encima de la mesa, con mucho disimulo y borres todas las pruebas.